PEDAGOGÍA MONTESSORI Y DISCIPLINA POSITIVA, UN BUEN TÁNDEM
Graduada en Educación Social
Educadora de familias en Disciplina Positiva
Asistente Montessori AMI de Comunidad Infantil
El Boriol Montessori, situada en la localidad valenciana de Oliva, es una escuela infantil dirigida a niños y niñas de 0 a 3 años, que apuesta por la pedagogía Montessori como forma de construir relaciones interpersonales y con el mundo que nos rodea. Además de ofrecer este tipo de pedagogía a los hijos/as de las familias de la localidad y pedanías colindantes, ofrece cursos de formación vinculados a Montessori, a través de su programa Escola de familia. Tras realizar el taller de introducción a la Disciplina Positiva para familias dentro de este programa, Xelo Vidal, directora de este proyecto educativo, vuelve a confiar en Semillas Educando en Positivo para reflexionar y dar respuesta a las cuestiones siguientes: ¿Qué tienen en común la pedagogía Montessori y Disciplina Positiva? ¿Se trata de modelos compatibles? ¿Es posible aplicar Montessori en el hogar? ¿Cómo puede ayudarnos Disciplina Positiva en esta tarea?
Me gustaría empezar el artículo, comentado que cuando hablamos de pedagogía Montessori siempre se nos viene a la mente la escuela. Pero, ¿podemos hacer pedagogía Montessori en el hogar? Mi respuesta es sí, conociendo las teorías de María Montessori podrás transformarte para ofrecer una nueva versión de ti mismo/a a tus hijos/as. Montessori puede enamorarnos tanto que podemos hacer de ella nuestro estilo de vida.
Los tres pilares fundamentales de la pedagogía Montessori son: el adulto preparado, el ambiente preparado y los materiales (Tébar, 2016). Dentro del aula los tres son imprescindibles, sin embargo cuando hablamos de Montessori en el hogar, unos cobran mayor importancia que otros. El pilar más importante es el que hace referencia al adulto preparado y es aquí donde entra en juego Disciplina Positiva, aquello sobre lo que quiero hablaros. Se trata de una filosofía educativa que nos ofrece la posibilidad de transformarnos y adquirir las herramientas necesarias que nos permitirán construir relaciones familiares respetuosas entre adultos/as y niños/as.
¿Qué tienen en común Montessori y Disciplina Positiva, que las hace tan compatibles?
Disciplina Positiva y Montessori tienen mucho en común. Algunos de los elementos comunes que convierten estas dos pedagogías en un BUEN TÁNDEM son:
1. Educan para la vida. Ambas filosofías educativas preparan al niño/a para desarrollar habilidades de vida: responsabilidad, iniciativa, independencia, libertad, justicia, equidad, cooperación, capacidad crítica, resolución de conflictos, empatía, tolerancia, solidaridad, honestidad, automotivación, autodisciplina, felicidad…
2. Comprenden al niño/a como sujeto de derechos. Entender al niño/a como parte activa y protagonista de aquello que le sucede es una característica que comparten. Dentro de las aulas Montessori se concibe al niño/a como protagonista de su propio aprendizaje y se confía en que su maestro/a interior le guiará en su desarrollo. En Disciplina Positiva sucede algo parecido, se entiende que el niño/a es protagonista de su propia vida, por lo que se le tiene en cuenta en las decisiones que le afectan como persona individual y como integrante de un grupo de convivencia. Ambas filosofías creen enormemente en las capacidades de la infancia y la niñez.
3. Ambas filosofías señalan que la clave está en la preparación interna del adulto. Las características del rol como acompañante del niño/a es algo que también les une. Así, el control queda fuera de nuestras herramientas educativas, dejando que el niño sea dueño de su propio aprendizaje. La escucha activa, la paciencia, la confianza en las capacidades del niño/a, la fe en su bondad, la persistencia y la humildad entre otras, son habilidades que la persona adulta debe trabajarse.
4. Disciplina Positiva y Montessori persiguen objetivos a gran escala y a largo plazo, la mejora del modelo social actual. María Montessori y Alfred Adler (éste último, origen de Disciplina Positiva) nacieron en 1870 y el contexto histórico que les tocó vivir fue el de las dos guerras mundiales, por lo que sus vidas y su trabajo estuvieron encaminados a contribuir a la paz mundial y a la búsqueda de soluciones a los problemas de la humanidad.
Y ¿qué es esto de Disciplina Positiva?
Disciplina Positiva es una filosofía educativa que se aleja de premios y castigos, y que apuesta por relaciones basadas en el respeto mutuo, la comunicación, la colaboración y la búsqueda de soluciones. Los principios que la sustentan son los siguientes (Nelsen, 2007):
1. El respeto mutuo. Cuando somos amables con la niñez, estamos siendo respetuosos con ella, cuando somos firmes lo estamos siendo con nosotros/as mismas y con la situación que se está dando. El equilibrio entre ser amables y firmes es la solución.
2. La conexión entre adultos/as y niños/as. El sentido de comunidad es un principio clave de Disciplina Positiva, ayuda a los niños/as a sentirse tenidos en cuenta e importantes.
3. Es eficaz a largo plazo.
4. Enseña valiosas competencias sociales y para la vida. Proporciona a los niños/as la oportunidad de desarrollar habilidades socioemocionales.
5. Empodera. Invita a los niños/as a descubrir sus capacidades y los hace sentir que son personas con poder de decisión sobre aquello que les sucede.
Si conseguimos trasladar estos principios y convertirlos en los criterios que guíen la relación con nuestros hijos e hijas, estaremos ofreciéndoles la mejor versión de este adulto preparado del que se habla en pedagogía Montessori.
Y ¿qué puedo hacer como mamá o papá para trasladar estos principios a mi hogar?
Desde los talleres de Semillas Educando en Positivo ofrecemos acompañamiento a las familias para la adquisición de las herramientas de Disciplina Positiva, entre ellas:
1. Alejarse del control, no les permite desarrollar responsabilidad e independencia.
2. Actuar siendo amable y firme a la vez.
3. Comprender el momento evolutivo de tu hijo/a. De esta forma entenderás sus necesidades, muchos de sus comportamientos y crearás expectativas realistas de lo que son y no son capaces de hacer.
4. Tener autocontrol. Si eres capaz de modelar una buena gestión emocional, tus hijos/as se habrán iniciado en el camino de la inteligencia emocional, de tu mano.
5. Emplear preguntas de curiosidad.
6. Ofrecer opciones limitadas.
7. Centrarse en buscar soluciones, y no en aplicar consecuencias.
8. Utilizar el tiempo fuera positivo, pues es una herramienta que nos permite relajarnos, sentirnos mejor con nosotros y nosotras mismas.
9. Realizar reuniones de familia, herramienta que fomenta la comunicación.
10. Autocuidado. Cuidarse para cuidar. Toma tiempo para ti y atiende tus necesidades, esto te permitirá recargar las pilas para estar al cien por cien en la tarea de cuidar y educar.
El proceso de cambio requiere de un tiempo, ya que necesitamos romper con viejos patrones de pensamiento y acción, ser conscientes y valientes de reconocer los errores que cometemos, conocer herramientas educativas alternativas a las tradicionales y, por supuesto, entrenarlas. Este cambio requiere de mucho esfuerzo y dedicación por nuestra parte, y ES POSIBLE, te lo dice una mamá que lleva algunos años integrando en su día a día estas maravillosas filosofías de vida. SOMOS CAPACES de ofrecer la mejor versión de nosotros y nosotras mismas con el fin de respetar una de las cosas más valiosas que tenemos en el mundo: LA INFANCIA.
Referencias bibliográficas:
Nelsen, Jane. (2007). Como educar con firmeza y cariño. Disciplina Positiva. Barcelona, Medici.
Tébar, Cristina. (2016). Montessori en casa. El cambio empieza en tu familia. Barcelona. Plataforma Editorial.